3 de julio de 2016

EMERGENCIA



Fue mi paciente hace muchísimo. Dejó el tratamiento casi de inmediato. Aun así, de vez en cuando toma un par de sesiones para revisar lo ya revisado. Ayer me llamó, muy tarde.
-¿Es una emergencia? –quise saber.
-¿Emergencia? De alguna forma sí. Es el amor, el amor que viene galopando y que me ha colocado en un tembladeral.
Después de algunas relaciones parcas, bobas, artificiosas, devino la soledad. No iba a resignarse, se dijo. Y un día, unos meses, unos años después, se dio cuenta que sí, que se había resignado y deambulaba simulando esa sensación de que nada iba a cambiar y que tampoco valía la pena cambiarlo. 
-Así que tembladeral…
-…nos conocimos hace poquito, en casa de mi prima. Nos gustamos. Nos hablamos todos los días al principio, después a cada rato. Imagínese solitarios enzarzados, encontrando lo que ni sabían que había que buscar. Nos besamos hasta perder la razón, asaltamos nuestros cuerpos deslucidos, hicimos el amor hasta la extenuación, hasta desvariar. Y cuando todo parecía peligrar, cuando el miedo a perdernos afloró, decidimos que era mejor estar juntos en todos los juntamientos. La llamo (perdón la hora) porque estamos organizando una reunión, pequeña, para los que nos conocieron cuando éramos quienes éramos: nomás para mostrarles como viene este amor acaeciendo. De modo que es una emergencia en tanto tiene que ser ahora, antes de que seamos lo que el amor nos está convirtiendo.
-¿Cuándo será ese encuentro?
-Este sábado, a la tardecita. Le mando la dirección.
-Allí estaré, sin duda. ¿Qué llevo?
-Traiga a quien la quiera bien.



2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Ay,la ilusión. El amor la pide, la exige, le falla a veces.
      Tuvo amores entonces, cuando no sabía que era capaz de resignarse. Ahora el tembladeral también exige ilusión,lo constituye.

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